Guatemala está integrada por cuatro pueblos: Xinka, Garífuna, Maya y Ladino. Para el fortalecimiento de la cultura de cada pueblo, es necesario el trabajo que los estudiosos llaman intraculturalidad. Este es un proceso que se refiere a la identificación y al fortalecimiento de los elementos culturales de cada pueblo, tales como la salud, las organizaciones, la educación, la tecnología ancestral, el conjunto de valores y los conocimientos que circulan y permiten construir y darle sentido a cada acción de la cotidianidad. Son espacios y acciones del diario vivir presentes al interno de cada pueblo con menor o mayor vigencia, pero están allí. De manera intencional, será de fortalecer la vida de las comunidades y de la cultura bajo la responsabilidad de cada pueblo con el apoyo directo del Estado incluyente.
De cada uno de los pueblos originarios, el Estado Plurinacional debería asumir la responsabilidad de fortalecer y reconocer lo que por el momento viene funcionando en la cotidianidad, hay protagonistas, hay procedimientos, hay instancias responsables, hay una tradición, hay un pensamiento que argumenta cada acción y los recursos se utilizan según sea la naturaleza de las actividades. Un vistazo sobre lo que se tiene al interior de cada pueblo, encontraremos un conjunto de elementos y prácticas culturales que giran alrededor de una cosmovisión que todavía está vigente: se habla de tiempo, de la importancia de la Luna para el trabajo agrícola, se dice Madre Tierra, el rol de los ancianos, la atención a la dimensión espiritual, hay artes, hay historia, hay literatura y hay prácticas para atender la salud. Cada pueblo tiene idioma materno, con alta vigencia o en pleno desplazamiento por el idioma oficial. El idioma materno necesita de un verdadero trabajo según la condición en que se encuentra porque es uno de los medios de comunicación en los niveles locales.
Para iniciar y llevar adelante el esfuerzo por la intraculturalidad, hay suficiente base legal para el fortalecimiento cultural y la participación de los pueblos originarios, por ejemplo, la Declaración de los Derechos Humanos, la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas, el Convenio 169 y algunos artículos de una que otra ley nacional. Para los primeros pasos, hay mucho que hacer para el cumplimiento de los derechos individuales y colectivos de los pueblos originarios y también se necesitan nuevas leyes para buscar la práctica de relaciones justas entre pueblos.
Si con interculturalidad se entiende el reconocimiento de las diferencias como marco para la práctica de relaciones equitativas entre personas y pueblos, solamente es posible bajo un proyecto político incluyente que responda al bienestar común, al desarrollo de la identidad de los pueblos, a la representación de los pueblos en los órganos de poder y la atención de los servicios públicos desde y más cerca de los pueblos. En este sentido, la democracia en Guatemala, debe propiciar la autogestión de la vida de los pueblos desde la localidad y la región sobre la base de sus características y aspiraciones y en todo el país desde el Estado Plurinacional donde los poderes del Estado generen, planifiquen y ejecuten las políticas para vivir la democracia con la participación y representación de los pueblos.
Pueblos diferentes pero complementarios para darle vida al Estado Plurinacional con la claridad de que cada pueblo obtiene las respuestas a sus necesidades básicas, las oportunidades para el buen vivir e identificados con el gran proyecto común. Por el momento, hay elementos y prácticas que los pueblos originarios ya han aportado para la interculturalidad y por lo mismo se invita a todos los pueblos a asumir la apertura para la vivencia de la justicia y la democracia.